Las emociones son parte de nuestro ser:
En algunas ocasiones, las personas no entendemos cómo las emociones forman de todo nuestro pensar, sentir y actuar. Tanto nuestros aciertos, como las dificultades, son maestras porque nos enseñan a resignificar nuestras historias de vida, mediante un proceso de transformación que nos invita a profundizar quienes somos realmente, permitiendo fortalecer nuestra conciencia emocional.
Esta conciencia emocional nos faculta a identificar y alcanzar nuestros propósitos:
A través del reconocimiento, el respeto y la valoración no solo desde nuestros paradigmas, sino también desde la gestión de nuestras emociones.
Desafortunadamente, hemos sido formados para dudar de nosotros mismos y que los demás tienen más conocimiento y poder sobre nosotros.
Esto debe acabarse; hoy, nos encontramos en un momento de vida en el cual debemos darnos la oportunidad y el espacio de conocernos, de explorarnos y en especial de desarrollar ese potencial emocional con el que contamos todos. Debemos aprender a desaprender para aprender a tener el dominio de nuestros pensamientos y emociones y tener acciones coherentes a nuestros propósitos y significado de vida.
Toda conducta ocurre en el surgir de las emociones
Son una gran fuente de información, ya que permiten describir cómo nos sentimos, que pensamos, y lo que puede pasar. Así mismo, se relacionan con nuestros estados de ánimo, los cuales son disposiciones de nuestro estado interior “es una forma de estar”; por eso, los estados de ánimo son fundamentales en el manejo de nuestras relaciones y en la construcción de visiones compartidas y acciones concretas.
En este entorno de incertidumbre la capacidad de gestionar las emociones en los diferentes roles de nuestra vida se ha convertido en un desafío, dado que pasamos de actitudes mentales intransigentes, tercas, y porque no decirlo hasta soberbias a modelos actitudinales empáticos, solidarios, honestos y colaborativos con madurez emocional y de conocimiento.
Con una legitimidad interna que se siente y se manifiesta a través de nuestra comunicación no verbal, nuestra mirada, nuestras palabras, entre otras; nuestros sentimientos nos hacen reales, así queramos reprimirlos, pero se hacen evidentes en el momento que tal vez menos esperamos y surgen nuestras emociones.
Estas emociones nos activan en el diario vivir y nos hacen experimentar situaciones de conformidad, pero también desavenencias generándonos alegría, miedos, irá, culpa, tristezas; las cuales debemos saber regular desde nuestra realidad.
Las emociones cumplen con unos aspectos que son importantes tener en cuenta, por ejemplo:
- La Alegría: Expresa, bienestar, risa y satisfacción.
- El Amor: Es actuar con el bien para consigo mismo y los demás.
- El Miedo: Refleja una incongruencia entre las amenazas y los recursos con los que cuento para enfrentarlo.
- La Irá: Se puede manifestar mediante la violencia, resentimientos, pensamientos confusos.
- La Culpa: Es una sensación interna que carga, cansa y remuerde.
Todos hemos vivido estas emociones, la cuestión es cómo he reaccionado con ellas? Estoy satisfecho con el manejo de mis emociones? Cuáles han sido mis resultados?
Preguntas que te dejo para tu reflexión… y para que fortalezcas tu luz propia.